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El último suspiro

  • María LS
  • 1 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

Octubre fue un suspiro.

Literal así.


Un día terminé septiembre y cuando abrí los ojos noviembre apareció. Quizás esta rapidez con la que actualmente suceden las cosas en mi vida se debe a que las disfruto tanto que, simplemente pasan de manera veloz.


Así también ha sido este año, principalmente desde marzo. El 5, para ser exactos. A partir de ese momento todo se movió, los planes que tenía(mos) se cambiaron de manera diametral. De ese modo decidí buscarme actividades, retomar hobbies, ser más selectiva en mis emociones y dedicarle tiempo a momentos que realmente valían todo mi esfuerzo.


A pesar de absorber responsabilidades que no me correspondían, descubrí que son necesarias para madurar en muchos sentidos. Confieso que por mucho tiempo vivía feliz en mi zona de confort, sabía que, aunque una parte de mí no se sentía 100% satisfecha, estaba“bien”. Hoy volteo unos meses atrás para darme cuenta de que no era así. Tenía que llegar algo sumamente poderoso para reaccionar ante la cadena de comodidades o apegos emocionales, que simplemente no me dejaban avanzar.


Los movimientos fueron drásticos; cambié de trabajo y decidí adentrarme a un mundo totalmente ajeno rodeado de incertidumbre. A mi vida llegó la oportunidad de escribir en una revista de música. Empecé a conocer gente maravillosa acompañada de retos interesantes.


¿Pero les confieso algo? todo esto lo decreté.


Si, lo escribí en uno de mis tantos cuadernos. Pedí a Dios, el universo y la vida que todo esto sucediera. Y voila, concedido María.


Pedí alejarme de todo lo que me recordara a esa persona.

Pedí poder dedicarme a la música de alguna manera.

Pedí nuevas historias y nuevas caras en mi agenda.


¿Y qué creen? ¡Se cumplió!

Llegó.


Por eso confío en materializar todos nuestros sueños, tenerlos vivos, mantenerlos presentes y trabajar para que se hagan realidad.


Me siento muy afortunada de estar VIVA, de tener a mis seres más amados como mi hijo, mis papás, mi hermano, mis sobrinos, mis hermanas, mis amigos, mi círculo más preciado AQUÍ en este mundo de los “vivos”.


El pasado viernes recibí la noticia de que un GRAN productor musical, Ernesto Adrián García mejor conocido como “el netito”, tuvo un accidente en el que lamentablemente perdió la vida. Fue novio de mi adorada Natalia Lafourcade hace algunos años. Neto fue su guía para desarrollar el “Hu hu hu” y el majestuoso disco“Mujer divina, homenaje a Agustín Lara”; de este último, se desprendieron dos grammys por "Mejor álbum de música alternativa" y "Mejor video musical versión larga". Inclusive, el galardonado “Hasta la Raíz” fue inspirado en su mayoría a la relación que tuvo con Neto. Qué increíble ser alguien así de importante para dedicarle tanto amor a través de la música.


Aprovechemos cada día, cada segundo en esta tierra, que siempre valga la pena seguir en el camino. Seamos inspiración para quienes tocan nuestra vida. Luchemos diario, luchemos siempre porque son nuestros sueños los que merecen vivir y perdurar en la memoria de muchos.


A mi hermano, a mi pieza que siempre faltará en el rompecabezas…

¡GRACIAS! porque donde quiera que estés, estás. Vives en mi corazón hasta el último suspiro.


Pondré contexto del porqué ésta canción:

Era 2010, mi fijación por los números siempre ha sido algo extraño y por eso ese año mi cumpleaños sería un 10/10/10 único e irrepetible. Natalia Lafourcade lanzaba el disco “Hu hu hu” que añoraba con todo mi ser. Recuerdo que la primera vez que escuché “Azul” iba manejando en mi extinta camioneta gris y literal tuve que orillarme porque la emoción que sentí en ese momento fue incomparable. Lloré mucho, quizás de emoción, alegría, tristeza, nostalgia o todo al mismo tiempo. Me identifiqué por esos miedos e inseguridades que reflejaba la letra y hacía match con todo lo que vivía en ese momento. Es la canción más larga en toda la carrera de Natalia, pero sus 6:33 minutos están perfectamente justificados. No creía lo que escuchaba, me parecía totalmente perfecto y preciso.

Fue así que un 10/12/10 nos esperaba a mi hermana Rebeca y a mí, una noche épica para presenciar en vivo este gran disco en el Teatro Fru Fru. La combinación era bastante hermosa.

El momento más bonito de mi vida se concentró en los siguientes nueve minutos y dieciséis segundos. Ver a tantos músicos unidos creando magia pura, incluyendo a Neto en los tambores, era algo inexplicable.

En resumen:

Todo lo que sucede a partir del minuto 4:08 podría ser el soundtrack perfecto de mi vida. Puedo morir de amor a partir del 5:30 por la potencia de su voz. Lo inesperado ocurre en el minuto 5:48, de ahí en adelante todo le demás quedará grabado en mi corazón para siempre.

 
 
 

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